Con el paso de los años, los hombres fueron tomando los ecosistemas naturales para convertirlos en ecosistemas artificiales, y, a partir de esta situación, se han generado y provocado diferentes consecuencias en el medio ambiente.
Dentro de estos ecosistemas artificiales, nombramos a los ecosistemas que fueron modificados para dejar lugar a los cultivos, crías de animales, represas e incluso a las ciudades. Uno de estos ecosistemas que el hombre adaptó es el agroecosistema, es decir, sistemas agrícolas ganaderos que se dedican a producir alimentos y fibras textiles.
Generalmente, estos ecosistemas reemplazan zonas de praderas y bosques naturales por campos de cultivo de una sola especie de planta. Esto se conoce como monocultivo y si bien son simples, no tienen la resistencia de los ecosistemas naturales porque allí hay pocas especies interactuando entre sí. Así mismo, estos ecosistemas artificiales necesitan de maquinarias para el cultivo, la irrigación, fertilización y plaguicida, las cuales requieren de un extra de energía que, en la mayoría de los casos, proviene de combustibles fosiles.
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